Pensamiento, Acción y Comunicación, integrados.
Desde este paradigma, Joan Costa Institute promueve y desarrolla programas concretos para proyectos específicos, que se inscriben en las cuatro áreas privilegiadas de actividades:
La comunicación humana |
La comunicación humana conlleva cuatro dimensiones o propiedades fundamentales. Ellas se entrecruzan, se conjugan y actúan a la vez en proporciones variables.
Ahora bien, la comunicación implica sus reglas de juego. Y en la medida que ella está ligada a la conducta individual y colectiva, plantea la cuestión decisiva de los campos de libertad, y de los usos que de ellos se haga.
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Nuestra visión de la Comunicación |
En Joan Costa Institute, la Comunicación es investida de un sentido de misión. Es un modo de búsqueda, de descubrimiento y de aprendizaje compartido. Una forma de solucionar problemas, de reducir la complejidad de los procesos y de las relaciones, y una fuerza transformadora del entorno social. Una manera de aportar ideas útiles e innovadoras; de explicarlas y aplicarlas eficazmente con sencillez y claridad. La Comunicación es un fenómeno social a la escala de la sociedad global. En su génesis y en su desarrollo en tanto que acción, la Comunicación es la expresión de un proceso que articula el Pensamiento libre y creador con la Acción ejecutiva y comunicativa.
Desde este paradigma, Joan Costa Institute asume que todo desarrollo contemporáneo reposa esencialmente sobre una doctrina de base, relativamente reciente, nacida de los trabajos teóricos de las comunicaciones, en especial de Wiener, Weaver y Shannon. Sobre estas bases, nosotros entendemos la Comunicación en tanto que ciencia y praxis, como surgida de la fusión de dos doctrinas:
Así, el Pensamiento, la Acción y la Comunicación es un todo dinámico que se asienta sobre las dos vertientes - sociológica y tecnológica- de la ciencia de la Comunicación o de la Información. |
La práctica de la Comunicación |
La comunicación es una ley primordial del Universo, de la Naturaleza y de la Vida. Siendo así una ley general, concierne a los grupos y organizaciones humanas. Pero era preciso llevarla de su práctica empírica a determinados usos sociales, es decir, adaptarla a partir de su fuente académica a la dinámica de las organizaciones. Así, de la teoría general de la comunicación surgió la Comunicología. Este trabajo de reinterpretación supuso recodificar unos principios conceptuales formulados en el espacio abstracto de la teoría, y “traducirlos” en términos de aplicación práctica a las necesidades concretas de las organizaciones. Y, al mismo tiempo, implicó cuestionar los modelos empíricos de la teoría fragmentaria de la organización que eran el producto de un pasado obsoleto, para actualizarlos e integrarlos a esta reinterpretación adaptativa del marco teórico al práctico, desde la óptica sociotecnológica y no solo económica. La Comunicología reconoce el fundamento humano (emprendedor, creativo, cooperador, etc.) de toda organización, ligado a su identidad y a sus propios objetivos (económicos, científicos, humanitarios, cívicos, etc.). Ello constituyó un cambio radical del viejo modelo capitalista-productivista con el declive de los productos industriales de consumo. Lo cual dio paso al resurgir renovado de los servicios en la era de la comunicación y de la información. Este fue también el paso de la cultura material y cuantitativa a nuestra cultura de los intangibles y los valores. La Comunicología fue intérprete y herramienta, al mismo tiempo, de este cambio cultural. A principios de los años 70, ya Joan Costa había iniciado en este sentido la adaptación de las teorías de la comunicación, mucho antes de que la palabra “comunicología” se hubiera inventado. Para el procedimiento de recodificación del material teórico a modelos operacionales, Costa se inspiró en la sociometría a principios del siglo pasado; los mismos con que fueron formuladas la cibernética, la teoría de la información, la teoría de sistemas y la teoría de modelos. Todas estas disciplinas tenían una cosa en común: querían representar el mundo de los fenómenos humanos y sociales con sus estructuras de relaciones, y medir la intensidad de los intercambios más o menos complejos entre los individuos. Para ello, los precursores (científicos, matemáticos, sociólogos, etc.), desarrollaron conjuntos de grafos, esquemas, diagramas y modelos que no sólo explicaban esos fenómenos, sino que los hacían visibles y manejables, es decir, aplicables a diversos desarrollos y, por supuesto, medibles. Éste es el principio de la Comunicología: la comunicación aplicada al mundo de las organizaciones. En 1977, Joan Costa publicó en su libro La imagen de empresa. Métodos de comunicación integral, una serie de 16 esquemas y modelos que constituyen la metodología básica de la estrategia y la gestión de las comunicaciones. Así, Costa fue el precursor de la Comunicología. Más tarde, y a partir de los trabajos de Habermas y Kotarbinski, Costa da un paso más, e introduce a la Comunicología, la Praxeología o ciencia de la acción práctica, con el fin de reforzar el carácter de la Comunicación como un modo de Acción. Con la fusión de estas dos disciplinas, la Comunicación no sólo está vinculada a las relaciones, el arte, la técnica y la ingeniería, sino que ya forma parte de las Ciencias de la Acción. Lo que Costa ha rubricado con este axioma: comunicar es actuar y actuar es comunicar. Para terminar, y volviendo al campo ya mencionado de la energía comunicativa débil, pero poderosa en sus efectos; y al ámbito de la gestión estratégica de los intangibles y de los valores en el espíritu humanístico, reencontramos la secuencia del Pensamiento en Acción y en Comunicación, que es el paradigma en el que se inscriben las actividades de Joan Costa Institute, Investigación Formación Consultoría Publicaciones. |